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Alejandro García Ruiz #1

  • Writer: #ObraEmergente
    #ObraEmergente
  • Oct 26, 2018
  • 3 min read

Ojos azules imposibles Eran un despropósito esos ojos; mirarlos dolía. Y además frente al marrón sucio de casi temporal con nubes bajas. Y ella parada ahí, con cara de no darse cuenta que atrás de los cristales igual atormentaba ese azul de óleo de Vermeer. Supongo que el viento remolino sucedió cuando salió a la puerta; porque una cosa es el balcón y otra la puerta. La envidia del río mar marrón fue intensa ante el imposible azul de los ojos; no solo el color es imposible, también pensarlos, suponerlos, sostenerlos. Entonces todo se puso negro y rabioso; volaba tierra, arena, hojas, la sensatez, la compostura y ella parada ahí, con cara de no darse cuenta. El pasto era gris, los autos que pasaban eran grises, las palmeras, las nubes, el poco cielo, un niño y su mamá, todo; y ella con esos despropósitos azules mirando hacia esa agua triste, turbulenta. Yo también estaba gris mirando esos ojos azules imposibles; entonces me fui. Lo que no le perdono es la pollera roja; porque la pollera

roja no era imposible. Los ojos sí; pero yo los miraba.

En alguna parte de Montevideo, el 5 de diciembre de 2016.


2

Y sin embargo

¿No sentís que algo te pertenece

aunque te lo hayan quitado?

Esos rufianes con cara de señores

caminan gordos sobre nuestra desdicha.

Si ellos te pisan ¿por qué no odiarlos?

Y sin embargo aquí estamos

viendo morir el sol en ese instante quieto

donde no ocurre nada, y sabés

que sólo podés junto a otra mirada.

¿No sentís que todo está lejos

y que las horas escapan?

Ese tiempo enmascarado gentilmente

en definitiva es quien te mata.

Si él lo hace ¿por qué perdonarlo?

Y sin embargo estamos riendo

en esta rara cueva de cemento.

Todo es perfecto y sabés

que tomé tu mano aunque no dije nada.

¿No sentís que sos otra persona

disfrazada de lo que te imponen?

Esta gran feria de mentiras

tiene espejos de todos los colores.

Si ella te asquea ¿por qué visitarla?

Y sin embargo me llamaste

y las estrellas nos están mirando

aunque su brillo es pobre

cuando tu sonrisa se desnuda en la noche.

¿No sentís que no tenés casa

y que tu lugar es bien adentro?

Este vacío es el que te desgarra

y te lleva por caminos de tormenta.

Si te lastiman ¿por qué seguirlos?

Y sin embargo tus ojos

tiñen de maravilla el humo azul

y su sabor amargo

parece miel derramada sobre mi herida.

¿No sentís que algo te falta

y a veces intuís qué es?

Ese puente es el que separa

la tierra del cielo.

Si lo sabés ¿por qué no lo atrapás?

Y sin embargo estuve ahí,

junto a tu boca perfumada

por un chicle que guardaré por siempre

en mi pequeña caja favorita.




Instrucciones para construir una plaza




Primero y ante todo, evite cualquier contacto o participación de uno o más arquitectos; obviamente, demás está decirlo, igualmente vetados estarán los ingenieros. Superada esta primera condición sine qua non piense en un niño y en una paloma. Ambos vuelan. El niño, por supuesto, lo hace más alto y de diversas maneras; póngase en su lugar y desde ahí comience a soñar la plaza; no la piense. Suéñela. Articule entonces espacios blandos y curvos, las líneas rectas no existen en el universo y los niños son la única especie que está en armonía con el cosmos. Son las plazas mal diseñadas las que los convierten en adultos, quizá también la escuela y un poco los padres pero téngase en cuenta que estos han pasado por las plazas diseñadas por urbanistas. Toda plaza en armonía con un niño deberá consistir en un gran espacio inconsistente, cambiante, donde ningún obstáculo repentino obligue al niño a refrenarse o le impida continuar con su carrera. Asimismo las palomas podrán volar a su libre albedrío sin necesidad de que ningún adulto les arroje migajas, ya que las plazas estarán provistas de pisos construidos de mazapán endulzado, el cual proveerá, a la vez, de alimento a las palomas y merienda a los niños. Habrá asientos de maíz inflado, globos de colores y jamás anochecerá aunque sí sobrevendrá, a cierta hora, un inefable crepúsculo, solamente para que la plaza cobre un hermoso matiz anaranjado y, en esa luz mágica, los niños y las palomas comulguen en el silencio que sólo el crepitar de las hojas de los álamos piramidales y el agua de las fuentes disocien. Las plazas serán móviles y los niños podrán llevarlas con ellos toda la vida. Las plazas estarán rodeadas de algodón y serán invisibles a los adultos. Las palomas de las plazas serán blancas. En las plazas los niños no llorarán jamás. Todo niño que desee permanecer indefinidamente en la plaza tendrá la dicha de evitarse llegar a ser adulto y será feliz para siempre en tal inocente condición.

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