AHED TAMIMI
Halamish es una oruga de arcilla
Luminosa como el nacionalismo
De cuatrocientos cincuenta voces alzadas ante la saliva milenaria de la arena
Del intacto bostezo de la tinta del burócrata
De la madeja de las fronteras asilando el sudor de todos los presos
Que huyen del azafrán borracho por el viento
Ese manchado pulmón que grita por todos los niños muertos
Ahed Tamimi
Las nubes judías son monos vestidos de ceniza
No debes de temer al grito de la montaña helada
De la ardiente cuchara de la luna
Cuando se retuerce entre las olas el lamento de los asesinados
Y el perfume de las mujeres de Nabi Salih
Las vestidas de aguardiente por el amianto del abrazo menguante de la noche
Ahed
El eclipse del mármol es un puño cerrado en las fosas comunes
Con sus heladas voces que dicen lentamente libertad bajo las piedras.
ADN
Nunca tuvo un nombre
Ni la brisa de plata entre los dientes a la hora de la muerte
Ni la pulverizada nieve suspendida en el arpegio de la lengua
Cuando se grita
O se pide clemencia
Cuando el gallo canta su telaraña de agua en pleno mes de agosto
Cuando caen los balazos en la carne
Nunca lo tuvo al lado de su tatuaje
Ni del cañaveral masticado por el aire
Ni por el zumbido del insecto que mide la longitud de las estrellas
El oxígeno del caballo devorado por el aire menguante
Que muerde la encalada edad del frío
De la tumba
Del equilibrio de la pólvora alojada en el pecho
No tener un nombre es común en mi país
Es tener bajo la sombra las lágrimas que se han derramado con los años
Solamente la tierra puede recordar nuestras canciones
Esos trozos de gemidos que se guardan en los poros
Después de que el relámpago desnuda a los árboles con la lluvia
Ella puede recordar ese nombre
Con la claridad de los huesos
Que miden la temperatura celeste del mármol
Cuando la luna llena es una moneda aplastada por el tiempo
Ella si puede
Hacer recordarte cuando mueres
Cómo tiemblan las articulaciones del paisaje cuando gritas.
ANDRÓMEDA
Andrómeda es el agua oscura de la noche
La vela parda que alumbra la mojada mancha del rocío
Lo hace porque es de carne
Y talla la cumbre de la mejilla
La lengua de piedra del amanecer cuando canta
Al contorno que gime el confín de plata
Cuando la oscuridad cincela la sepultura de la rosa
El sembrado eco del beso sobre la piel del papel
El naufragio de la espada deshojada del invierno
Si las palabras fuesen plazas vacías para abarcarla
Alrededor de ella crece el silencio
Ve como el mar suspira el polvo ajado del sollozo
Cuando el afilado insomnio marca sus bocanadas heridas en la copa de los bosques
Andrómeda repica el amanecer en la boca
Como un lunar de arena
Es una máscara de sal en el contorno del paisaje
Repica y lo hace mientras me observa
O mira mis poros de yeso deshechos por la luna
Andrómeda es la escarcha de ese eclipse que siempre se besa
Es el tatuaje del sol sobre la nieve
Y que acaricio en secreto
Con el temblor de mi mano para convertirlo en neblina.
BALADA PARA NORMA JEANE BAKER
El dentado esqueleto de la niebla
Oh Norma Jeane
Donde Júpiter orina a los gallos cuando se lamentan
Con sus rostros de talco
-Si podemos decir eso de la luna cuando la tierra gira-
Apenas te nombran
Con un aplauso de paloma ajada
Para recordar tu látigo rubio punzante como alfiler
Lo que ha quedado en la tumba
-La tuya-
Tu cabello con olor a lavanda
El encalado minutero que no se detiene
Con el apellido de tu abuela
La película de tus tetas al borde de ese silencio
Que pesa como un toro azul en pleno verano
El alba de salitre que navega en tu clítoris
Marchito como el desierto en el centro de los girasoles
Que anuncian la llegada del deseo con tus gemidos
Tu fémur que antes cruzó la frontera del azar en cada invierno
Oh Norma Jeane
Nervioso torso de nube
Puente entre la rosa y el plumero de la arena vestida de novia muerta
Temblor del agua ardiente en las cantinas del tercer mundo
Mano machacada de tanto masturbar a las penas
-Las mías y de mis amigos-
Oh Norma Jeane
Sálvame del chirriar celeste del agua
De las mariposas de tabaco que delatan mi ansiedad en los bares
Donde cuelga tu rostro amarillo como el whisky
Y al lado del poniente
El eco de tus manos pidiendo amor
A lo lejos como llamando también a la muerte
La mía.
EDITH PIAF
La luz de los faroles es un manómetro desnudo para medir el plateado pulso al mar de Normandía
Esa caja mecánica para nacer en la rueda de la fortuna
Para morir o nacer
Edith
Mientras tu padre mide al hígado la fórmula de los caballos
Para galopar hasta donde la helada muerte tensa nuestros ojos
Mientras vos nacías como una luciérnaga hinchada por el frío
O por el hambre alborotada como una abeja en el estómago de tu madre
O el de las putas del barrio
Cada una con su máscara de cenicienta con su arteria de concha
Su piel de catedral de musgo donde se trepa ligeramente con la sal del medio día
Esa vela desgarrada donde los rezos no sirven de nada
Naciste con la ortiga azul del invierno cosido al paisaje roto por el humo de los fusiles
Con una bolsa menguante quizás en la espalda
Con la voz temblorosa de los bares
Donde los hombres son pequeños astros destripados en la barra
Con cada quemadura de cigarrillo como una escalera de llagas cuando la palabra amor
Es una áspera ojiva en la lengua donde manan delgadas rosas
Cuántos lloraron con tus canciones
De pergamino gastado por las cicatrices
Cuántos besaron tus caricias de agua con la boca de níquel en cada trago
Cuántos buscaron sirenas deslumbradas por la misma luz de los faroles
Donde naciste para bucear en la lágrima degollada de cada mejilla
Trozo de aluminio
Brisa de talco para guardarla en el ojo
Bajo la carpa del circo quizás
Edith
Canta como una baba que trepa a los cielos como una huella del alba
Y que tiembla como una almena quebrada por el llanto
Que imagino con la luz de los parques como un anillo en vigilia
Ese fósil que solloza para anclar la ceniza de los calendarios.
EL DIABLO
Cómo empezó la luna deshojada a tener alas
Labios amantes que graznan el escupitajo del cuervo
Y que se apaga como una mosca en el momento de morir
Como el ronroneo de la página que lame al silencio
El afilado ojo como una bóveda celeste
Donde crece el feto del rocío
El astro desolado de la carne cuando se hunden las palabras
En una grieta espesa donde la luz lluviosa canta jazmines
Eso es el diablo
Y empezó a caer
Lentamente en el ajado papel
En la tatuada pluma que yace en el pozo estelar
Donde podemos hundirnos
Destazarnos
Como luminosas piedras rodando en el fondo de los ríos
Lo hizo con sus vapores en llamas
Como la llaga que se inflama en el poniente
Donde el desvelo puede quemarnos
El diablo tiene una semilla parecida a un grano de arena
Emocionante como una nube de verano
Como el tranquilo polvo que besan las caracolas
El diablo tiene una cintura de piedra
Una llaga que llora a la muerte cuando la desnuda
Como al claro cuchillo de las mañanas
Eso es el diablo
Un gorrión que zurce los párpados al frío
II
El diablo puede asesinarte
De reojo
Como el piropo del fuego que calca una bala en la nuca
Lo hace y las palabras terminan como un rojo charco
Donde el gemido es la parábola de dios en las aceras
O en la alcoba
Donde la muerte es una sorda aldaba
Que pesa con el tamaño de los huesos
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