Murakami
I
Guardián, no existís, tenés mucho que aprender de la verdadera "inteligencia" oriental. Estábamos conspirando en una plazuela con cierta amiga, y fue nombrar un par de veces a Murakami que la siguiente vez que miramos al costado teníamos seis nipones seis, haciendo de turistas... y qué bien les sale. Cuando era obvio que lo que hacían era espiar nuestra conversación que redefinía los destinos del planeta, otro plan de conquista abortado, la colcha de la lola !!! de aquí en más cada puñado de fingidos turistas de aquellos lares (sepanlón, ningún turista "oriental" es un turista) serán llamados "murakamis" .Lo más sorprendente fue que frente a los Murakamis había unas piedras, en cada una de ellas había personas sentadas. En el centro un barbudo, de pelo largo, armando un cigarro o un porro, no se distinguía bien. Los jóvenes acompañantes tocaban pshyco killers en la guitarra mientras pasaban la botella de cerveza. En ese momento tomamos conciencia de las cosas; Era Jesús con algunos de sus apóstoles del siglo XXI Al escuchar que hablaban en inglés, los Murakamis en japonés, mi amiga y yo en español. Todos miramos al punto central donde surgió del suelo una gran torre.
2
Mucho accidente de tránsito mortal, ché, según la lógica oficial imperante, próximamente se sacarían las calles de las calles, pero no se ilusionen, las veredas serán para los automovilistas, que son lo que importan, el peatón pasará de tener 20 segundos para cruzar paranoico mirando el relojito del semáforo a tener que ser un experto en garrocha. un delirio sí, como si sacar la plata de la calle en lugar de los chorros, obligar a usar tarjetas de bondi con gps, extorsionados por la diferencia con el boleto normal, obligar a maestros y profesores a promover alumnos pésimos para hacer número, salarios menores que los alquileres de pocilgas, no lo fueran. entre mil ejemplos más que podrían darse. Ya entrando en el 2047 con muchísimo calor. Se tuvo que volver al principio, dejaron de usar autos, los accidentes llegaron a tal nivel que estaban prohibidos. Obviamente siempre alguno burlaba las leyes, pero cuando lo encontraban en auto era condenado a la silla eléctrica. No había lugar para estacionar y un espacio era lo más codiciado cuando aún se podían usar, pero todos estaban armados para matar a quien osara robar el que quedaba libre. Los peatones no caminaban , viajaban en globos de helio, idea que trajeron los Murakamis cuando llegaron como espías a nuestro país. Los pocos indigentes que no tenían su globo eran asistidos por el gobierno que les prestaba unos de modelos más antiguos, pero a caballo regalao... Los chorros fueron reducidos por los murakamis que los hipnotizaron y se hicieron religiosos, seguían robando, pero solo diezmos y sin violencia. Y por último cómo cambió el sistema educativo! No existían los maestros y había una corte como la de La Haya, donde jueces con pelucas blancas determinaban el nivel de estudio del alumno. Y así sucesivamente, no fue en vano la llegada de los Murakamis, el día de la plaza llegaron para quedarse.
3
Ya lo habíamos conversado varias veces y nos carcomía la mente el pensar a qué vinieron, qué estaban haciendo, por què nos seguían. Tendríamos algo valioso para ellos y no lo sabíamos? Eso era imposible, somos gente común, no tenemos dinero, no tenemos poder, pero a esa altura sabíamos que ellos nos perseguían. Vimos pasar a uno encapuchado, hablando por celular y muy nervioso, por suerte no nos había visto y decidimos seguirlo sin que se diera cuenta y con mucho miedo a que nos estuvieran vigilando, si era así, eramos boleta. Llegó a un monumento de nuestra ciudad, tal vez el que menos se imaginan, el monumento al aguatero que está en una plaza de la calle Rivera, accionó un botón que se encontraba en el lado derecho y se abrió una puerta que lo transportó hacia algún lugar. Nos acercamos y comenzamos a tocar al aguatero, a tal grado que casi nos llevan presos pensando que teníamos alguna especie de fetichismo con la pobre estatua. Cuando ya nos estábamos por dar por vencidos, se nos abrió el túnel y fuimos absorbidos como si la tierra nos tragara. Cuando llegamos al fondo, no había nadie, caminamos unos metros y nos encontramos con una máquina, que nunca habíamos visto, pero al seguir caminando notamos que era de clonación y de ahí surgían los Murakamis… Comenzamos a hablar en interjecciones, pero entendíamos lo que decíamos y escuchábamos, al espantar un cascarudo de mi sien topé con el borde de mi ojo, se había achinado, nos vimos como en un espejo, -parezco el chino Recoba! clamé de aquel modo entrecortado, nos reímos, pero por la sorpresa, luego llegó el "quienes somos ahora? y los nuestros?", fue decirlo cuando nos vemos, como eramos antes, sentados en un banco del parque, hablando de libros, rodeados por turistas japoneses, nos acercamos y juntamos con nuestro protoplasma primario, no salíamos del asombro, los murakamis inofensivos, fotografiando hormigas y tickets de supermercado, al grito de calo!, calo!, país calo! no hablaban del calor. pero sabíamos que solo nos distrajimos, al unísono caímos en que si la frase que llamó a los harukis fue "tan luego kafka para estar en la orilla", un flaco no paró de toser en un acento extraño a nuestro lado hasta que se fueron los murakamis, nosotros, los árboles, la estatua que dejó por fin la carga en el piso, los árboles, y el tiempo.
¿Continuará?
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